domingo, 18 de abril de 2010

En una tarde de lluvia

No había nada más por decir. Se evaporó tu pensamiento en un momento tan rápido, que quedamos sin palabras, para luego reír sin saber de qué... Alzaste la mirada, y pude ver esa sinceridad tan pura y tan diferente al resto de las personas, que no tuve otra cosa que hacer que volver a quedar en silencio.

El pastel de manzana había quedado en el pasado, al igual que los sucesos de toda la semana que terminaba. Esperé para estar sola luego de un encuentro tan casual como el de hoy, para dejar que mi mente se relajara por última vez, y empezar de nuevo con las muchas actividades del siguiente día. Posiblemente, serían mucho más gratificantes que nunca, gracias a poder ver la vida fuera de mi casa, de mi constante uso de mi computadora, y esas interminables horas pensando en cosas que a la mayoría de gente suele parecerle una pérdida de tiempo.

Esas dos grandes personas me recordaron, en una tarde de lluvia, que la vida sigue corriendo a pesar de todo.



Freakysita, viviendo.

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