Trató de enfriar sus pensamientos, recostando su cabeza sobre la pared helada de su habitación. El silencio de la noche impulsaba suavemente sus sentimientos hacia un lugar que no se encontraba señalado en algún mapa, y eso le aterraba... Luego, el reloj marcó las doce de la noche en punto: Había empezado otro día de forma inesperada.
Dejó la cama hecha un completo desastre, de las vueltas que había dado sin poder conciliar el sueño. Finalmente, se levantó y miró por la ventana. Vio la luna llena, y algunas estrellas que salpicaban el cielo color índigo... No era normal pasar la noche sola, y menos en ese estado de catarsis tan pronunciado; pero era inevitable ahora que sus gritos ahogados no los lograba escuchar nadie más en un largo tiempo. era cuestión de esperar, y soñar despierta entonces.
(Continuará)
Freakysita, inventando historias.
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