Y ahogué los pensamientos suicidas con el repique de un tatuaje contra mi piel, deseando poder transformarme en un ave de color carmesí, para perderme en un atardecer de ensueño... pero, creo que ya me había ido mucho más allá de la realidad en esa fracción de mi vida; y tuve que regresar con los bolsillos vacíos, las ganas de empezar de nuevo, y de encontrar algo más especial que algunas hojas secas en el suelo.
Freakysita, empezando otro cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario