Ilustraciones congeladas, cansancio y peleas constantes con el mismo cosmos. Tratando de entender a la gente en más de una ocasión y hasta guardándome mis palabras en más de un lugar, situación y con más de una persona en el mundo.
Y es que la vida ya no es lo que era. Los años no pasan porque sí. Pasan dejando arrugas, zapatos gastados, paraguas rotos y personas en este presente. Dejan recuerdos y problemas cotidianos. Reafirman que los cuentos de hadas son un invento medieval y que la familia no es para siempre en más de un sentido.
Y si, me como las palabras ahora. Es poco lo que hablo y demasiado lo que pienso y planeo. No todo el tiempo lo pierdo detrás de un escritorio o cocinando. Mentalizo, profundizo y no digo nada a nadie (ni siquiera a mi novio en más de una ocasión por miedo al rechazo). Creo que voy a engordar si sigo comiendo pensamientos y palabras.
¿Y el libro? Bien. Mejor que nunca diría yo. En un cuaderno de unicornios pero aún sin ser del todo concluso y corregido. Eso creo que ya es algo. Al menos hay un final. Un desenlace y un hermoso complemento a toda la historia. Diría que es encantador hasta cierto punto.
Trato de llevar la cuenta regresiva de muchas cosas justo ahora. Del libro, de un par de planes que no se veían tan cerca pero que creo que es mejor llevar a cabo justo ahora. De dibujar más barcos de papel tal vez... de encerrarme en algún otro sitio y contradictoriamente, así poder volar.
Y es cierto. La vida no es como te la pintan. La vida es y será lo que cada uno quiera desde que se atreva a soñar.
Freakysita, pensativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario