jueves, 9 de febrero de 2017

Carta a mi ex, felizmente casado

Hola

Sé que ha pasado ya un tiempo desde que diste final a nuestra relación, por la que tanto quisimos mantener, pero que debido a muchas situaciones de la época, tiempos y formas de ser, se terminó esa noche tan larga, triste, extraña y agotadora.

Tal vez éramos inexpertos, un poco inmaduros, pero con sueños un poco parecidos en ese momento. Con el tiempo he aprendido un montón sobre estas cosas; a pesar de dejarte en el pasado, hay muchas cosas que tengo como gratos recuerdos a tu lado... Pero las razones desagradables por las decidimos alejarnos tienen mucho más peso e importancia el día de hoy.

Recuerdo cuánto me detestaba tu mamá y tu hermana. Y cuando me dijiste que no querías presentarme a tu papá. Tenían todos cuatro sus motivos, los que respeto, aunque cada vez que recuerdo esta situación, me duele mucho, al saber que nunca fui bienvenida en tu casa o en tu familia por no ser como las chicas normales de veinticuatro años, por ser como soy; en pocas palabras, una chica extraña que no le gusta bailar o escuchar salsa, ni llevar traje y tacones en su trabajo. Aún sigo siendo esa persona, no tan común a tus ojos.

Pues bien, ayer me enteré que te casaste hace algunos meses. La verdad no me lo esperaba, teniendo en cuenta que tu mamá era tu único proyecto de vida y en muchas ocasiones me repetías que por ella no harías muchas cosas y siempre estarías al lado de ella como una especie de Edipo. Me dio mucho gusto saber que finalmente rompiste ese paradigma y decidiste hacer tu vida. Lo que más me impactó fue que me dejaste por tu esposa y no por tu mamá o los problemas de tu hermana como tanto resaltaste esa noche en la portería de mi casa, y que definitivamente nunca me fuiste infiel. Ahora entiendo por qué al día siguiente cuando fui a buscarte a tu casa (porque así soy de estúpida a veces), tu mamá me dijo que habías salido a celebrar con todos tus nuevos amigos del trabajo (con ella, precisamente).

¡Fui tan tonta! Creerte tantas cosas, tantas promesas y tantos insultos hacia mi, por no ser una experta en notas musicales y fórmulas matemáticas. Por no ser una ingeniera y tener discalculia, cuando de hecho ya estabas pensando en alguien más. Tu, el que creía el más correcto de mis exnovios. El que nunca me volvió a buscar; y yo creía que lo hiciste por respetarme pero solamente actuaste así porque estabas feliz de no tener nada que ver conmigo y me escondías a tu novia oficial.

No te miento cuando digo que al saber todo esto me siento como un chiste mal contado. Sé que nunca te agradó mucho mi música, ni mi forma de escribir o ver la vida... Pero debiste ser más honesto contigo mismo (y conmigo también) desde el primer momento en el que nos conocimos y no escribirme cartas a mano en caligrafía gótica e ilusionarme con el "tu eres mi princesa", cuando lo que buscabas era cambiar mi forma de ser.

Han pasado cuatro años desde eso. ¿Sabes? no me molesta saber que te casaste. Me alegra mucho. Sólo espero que seas muy feliz, mientras yo me limo los cachos que no creí tener. Sigue con tu hermosa y tranquila vida llena de fórmulas matemáticas para la música; que mi vida a colores y sin cálculos de cada paso me he encargado y me ha funcionado muy bien desde que nací. No olvides que todas las historias de amor son más bien fábulas con una enseñanza no siempre feliz. Yque algún día le cuentes la verdad de la niña diseñadora gráfica con la que saliste por un tiempo, que no toleraba el ambiente de banco.


Freakysita, ninguna princesa.

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