Era un pedazo de cartulina negra de hace un semestre. Parecía inofensiva, sin nada escrito o uso alguno durante este año... pero, al sacarla de la envoltura plástica, pasó lo inesperado... Era la cartulina que llegó a mis manos por cuestiones casi incomprensibles, y que hizo parte de la entrega de alguien más. Su nombre, no puedo pronunciarlo; y lo más curioso y espeluznante es que me di cuenta que era ese mismo papel, por el aroma inconfundible de esa persona. Quedé estupefacta al sentir ese olor, y esa sensación de volver al pasado como en una máquina del tiempo quedó por mucho tiempo en el amibente, a pesar de abrir la ventana, y retomar los últimos eventos que me hicieron tener que olvidar ese rostro, esa voz y esa ronrisa...
La cartulina negra, en efecto, estaba algo estropeada... pero creo que servirá algún día... la volví a archivar con otras cosas solo por si la llego a necesitar para algo más que recordar a alguien que está a miles de kilómetros de distancia, a pesar de estudiar tan cerca de mí.
Freakysita, recordando y remodelando "oficina".
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