I
Eran las seis de la tarde. El día se acababa lentamente, mis ojos aún tenían una especie de venda que dejaba pasar solo algunas luces intermitentes de los coches que avanzaban en la calle, y que se lograban colar a través de la ventana de mi habitación. Era muy tarde para pretender que todo sería como lo había sido en estas últimas semanas.
La universidad había terminado para siempre. Mis compañeros y los libros se quedaron muy lejos de mi alcance, las ansias de ser libre eran mucho más intensas que antes y quería que las pequeñas vacaciones que tenía por delante pudieran durar para siempre, aunque con la tempestad, la soledad, y la falta de dinero no era muy viable poder durar mucho tiempo encerrada.
Cerré los ojos por un momento... me dejé llevar por la música que sonaba en ese momento en mi reproductor de música puesto en la mesa de noche. Su rostro encantador volvió a cubrir mis pensamientos... ¿Dónde estaría? ¿se encontraría bien? ¿podría estar en un tejado resbaloso en este momento? ay, Fernando, cuánta falta me hacías en este momento, y a lo mejor, me habrías olvidado.
No tenía ganas de levantarme a ver por la ventana, pero tampoco de vestirme y salir a la sala de estar. Aunque la incertidumbre me mataba por dentro muy lentamente; esperé a que se pasara más la lluvia, y se oscureciera por completo. Ahora, el hambre atacaba y tendría que levantarme a buscar algo en el refrigerador. Tal vez aprovecharía para ducharme y ver algo en la televisión. Fin del asunto.
(Continuará)
Freakysita, terminando el bloqueo.
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