miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tonto día

Estuve ordenando de manera diferente mi estudio. Ya tengo un lugar para mis libros y materiales de dibujo. Mi guitarra me sonríe justo al lado, y no pienso en más que escribir algo que no tenga que ver con María, Fernando, Matthias o algún edificio visto desde el tejado.



Me pregunté constantemente en los dos días que han pasado, en si quería escribir más poesía o tal vez otra historia... No avancé mucho, la verdad. Me senté a leer un libro bastante voluminoso, que me abrió los ojos de nuevo, respecto a mi carrera como diseñadora gráfica. Me asusté de manera increíble y volví a considerar en retomar estudios sobre otras cosas, o simplemente aguantarme por un tiempo en algún trabajo y luego salir del país a trabajar en alguna otra cosa que no requiera el desgaste mental para vender un producto... o una idea que al final ni siquiera puede ser del todo, tuya.

Vuelvo a desordenar las cosas en mi lugar, para encontrar algunos cds, o para poner mi té helado en alguna parte (ese portavasos es más un adorno XD) y contemplo, como acto mecánico ya, la página de chrome (o blogs, o música, o facebook... algunas veces el flickr) y no le encuentro gracia a alguna simple cosa. ¿Me estaré volviendo aburrida? o tal vez.. ¿necesito salir de aquí? O.o Aún no sé qué decirle a mi tan consumido cerebro. Estoy cansada.

Cuando el té se acaba, los dulces fielmente regados por ahí me cansan, y mis manos no pueden tocar la guitarra, me costerno... Sufro una especie de cambio de genio, y me encierro más tiempo del debido en mi cabeza. No hay notas mentales que valgan la pena. No hay ideas buenas o malas (¡aunque sea!) Sólo una especie de vacío que corre lentamente por mis venas y me invita a ver por la ventana hasta que se oscurece lentamente.

Estoy sola, el teléfono no suena ni una sola vez, y el messenger, vuelve a encontrarse con nadie conectado (no sé ni para qué lo abro, la verdad). Soy ermitaña, como lo ven. Y me asusta. Creo que no hay nadie más en la casa excepto mi gato que se ha ido a dormir al segundo piso.

No sé dónde está toda la gente. A lo mejor ni se acuerdan de mi. Mi familia, mis amigos, los pocos conocidos que se ven conectados desde el face hacen como si mis publicaciones no existieran... Otro día de esos en los que preferiría estar muerta. Es todo.

Apago el computador, y abro mi agenda de un buen golpe. Nada viene a mi cabeza y por lo tanto, nada escribo después de hacer por veinte minutos el intento. El reloj marca las nueve de la noche, y derrotada, subo a mi cuarto resignándome a que pasé otro día sin hacer gran cosa más que pensar en que mi vida trae muchas cosas aburridas como para escribir sobre eso; ya que es la única cosa sobre la que conozco desde hace unos cuantos meses.

Vuelvo a ver su rostro en sueños. Me grita, me opaca.. me quiere pero al tiempo me insulta. Vuelvo a llorar. Caigo en el mismo desespero de todas las noches en las que me apartó de él. Pienso en que no debo caer en la miseria, pero me es imposible tanto placebo, luego de tantas noches con pesadillas.

Y así, así han sido los días de todo este tiempo. Sin sorpresas más que cambiar de orden mis cosas o cambiar de menú a la hora del almuerzo. Odio mi vida en más de un sentido cuando no tienes a nadie a tu alrededor que en verdad se preocupe por ti, o que por lo menos finja que te escucha alguna vez.



Freakyista, sigue atascada.

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