Carta a mi amig@ (si, tú)

Me demoré algo en haberte escrito. No hay que mentir. Tal vez no han sdo días buenos o tal vez si lo han sido para ti, porque ya no llamas ni me buscas... antes solías buscarme en las horas de la noche para contarme cómo te había ido en el día, y tal vez reírnos de nuestras patéticas y pobres vidas (seamos franc@s). Como extraño esos pequeños momentos, en los que alguien me escuchaba y me decía algo para que no me sintiera tan mal, y viceversa.

Hoy estuve leyendo esos escritos que por tanto tiempo guardé y cuidé. Esas cartas que nunca envié, esos poemas que con los días se volvieron un par de libros, y esos cuadernos que se convirtieron en mis confidentes en esto últimos diez años, y me sorprendí al ver que nuestros pensamientos han cambiado y han evolucionado. De otras, solo siento como si la madurez que alcanzamos nos desprendiera de tantos anhelos, locuras y proyectos que nunca se llegarán a dar... en parte porque tu estás muy lejos y porque ya va siendo hora que sigamos creciendo mucho más (admitámoslo, nunca seremos estrellas de una banda punk)

Tardé mucho tiempo en volver al presente. Esas hojas arrancadas de cuadernos de física, química, matemáticas y castellano parecen ser una verdadera máquina del tiempo y volé muy lejos del año 2012. Me encontré con tu rostro tan adolescente, con algunas fotografías donde no parecía importarnos nada en absoluto y también donde desfilaban otros cortes de cabello y personas que tampoco volvimos a ver. Te pensé más de la cuenta, y pude ver que el 99.9% de mis escritos sólo hablaban de ti, de tus cosas, de tus pensamientos, de tus ideas, de tus aparecidas en mi casa, de tus constantes proyectos, de tus otros amigos y amigas, de tus novi@s, y de muchas cosas que ni siquiera tenían que ver conmigo... fue cuando lo entendí... Nunca te importé tanto como me importabas tu a mi. Lloré por otro largo rato.

Si vieras el monte que se construye con cada hoja de papel, donde tu nombre sale a relucir cientos de veces, donde aparece incluso en cartas que otros amigos y amigas mías me daban, me entenderías. Si, me entenderías el por qué te extraño ahora que ni siquiera sé en dónde estás, o si cumpliste más de una meta de las que tanto planeabas justo cuando faltaba un año para graduarte. Me asusté al ver como mi adolescencia solo hablaba de ti. De lo mucho que me hacías falta cuando pasaban semanas sin podernos hablar, de tus gustos, de tus regalos tan escasos incluso para mi cumpleaños o navidad. De tus constantes plantadas, de tus desaparecidas de la faz de la tierra y tu mamá preguntándome si sabía donde andabas, o también, de cuando me ignorabas a pesar de estar frente a tí, mientras saludabas a la persona que estaba a mi lado y de mi te olvidabas por completo.

En fin, diez años de escribirte. De pretender que te importaba, para que al final te alejaras porque sí, porque no tengo la apariencia que buscan en tu grupo social, porque no tengo más dinero que prestarte, y porque simplemente no soporto a tu novi@ del momento por ser un(@) pesad@ conmigo... pero eso nunca lo comprendiste.

Puse discos viejos (de esos que tanto me recuerdan nuestras aventuras en el cole) y me deprimí al ver que la amistad que creí que era de verdad y para siempre, simplemente nunca existió para ti. Fui una tonta y no te imaginas cuánto. Porque siempre supe que no me querías ni como amiga. Porque siempre era yo la que llamaba en momentos de emergencia, y tu te desaparecías con alguien más. Porque en el fondo sabía que solo me utilizabas como a otras personas y que tu mismo me lo decías... Fui yo la culpable de gastar mi adolescencia en alguien que nunca valió nada, y que todo el mundo me lo decía, pero yo, por ser fiel o más bien bruta, nunca escuché.

Ahora que estoy sola, que perdí tantos amigos verdaderos por estar detrás de ti (nunca junto a ti) es que me doy cuenta de mi error. Del error más caro y cruel que cometí: creer que esto tenía sentido. Creer que yo valía algo para tí. Pero los años que perdí nadie me los dará de vuelta; y tengo que vivir con ello.

Sigo extrañándote a pesar de todo, mi amig@. Porque me diste una lección que jamás olvidaré: no dar mi corazón a alguien que ni siquiera te saludaba cuando te veía... Es mejor que te saluden y te busquen.

Freakysita, aprendiendo a vivir.