domingo, 3 de marzo de 2013

Caras, música... un paraguas

Y me encontré en una encrucijada.
Con la cabeza casi al borde de estallar.
Pink Floyd sonando con una de sus baladas más tristes.
Y yo seguía mirando el teléfono esperando a que sonara.
Aunque fuera una sola vez.

Y si, me quedé sola.

El resto de la tarde.
La gente pasaba, y no se fijaba en la chica del paraguas.
Ni del día que seguía corriendo.
Era yo contra el mundo.
Sola.

Mis amigos se habían evanescido por alguna extraña razón.
Mi novio tenía asuntos que atender.
Tendría que entender que el mundo puede ser cruel.
Y le subí el volumen a mi ipod.
El destino solo había dejado que la situación quedara inconclusa.

Amigos.

Borrados por las circunstancias.
Por los lugares incluso lejanos.
Las ciudades distantes.
Las incomprensiones.
E incluso, las mentiras de otras personas.

Quedaba a la expectativa qué deparaba mi futuro.
Entonces,
Recordé que nacemos solos.
Luchamos solos.
Morimos solos.

Así nos digan lo contrario.

Traté de sonreír.
Y se acabó la canción.
El mundo como lo había creído ver se desplomaba.
Pero siempre quedaba más por vivir.
Incluso, para poner de fondo musical.




Freakysita, dejando atrás.

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