Los días pasan sin conocer miedos. El tiempo, simplemente ya no es suficiente en algunos casos... La ironía de crecer y convertirte en un adulto que "tiene" que trabajar. Antes te decían que "tenías" que estudiar para poder "ser alguien". Finalmente, cuando "eres alguien" te das cuenta que no es suficiente. Que el dinero es esencial, y el tener una familia o empezar a formarla, es prácticamente una imposición y un deber, para que no mueras solo...
Pues bien, luego de tomar más café en la mañana, hacer informes, creer que en verdad estás cumpliendo tu sueño... Vuelvo a pensar en Alicia. En mi guitarra. En Cindy. En una banda de rock que nunca se formó, y en tantos sueños que no salieron a flote también. Me aferro a Alicia. Es lo único que importa luego de tanto tiempo... que se mantiene y no se va.
¿Y quién leerá a Alicia? Ya está pasando. Pero se necesita de paciencia, mientras una editorial diga que le gusta. Mientras el manuscrito sigue dando vueltas, más de las que pensaba... ¿Qué pasará? No tengo idea. Mi futuro no puede basarse en "Quizás" ni en "si hubiera".
El miedo me invade. Tal vez muera haciendo cosas que no me gustan y dejando mis libros en un cajón. Que el tiempo se los lleve sin tener respuesta o tiempo para seguir luchando por ellos. Hablando por ellos. Pero quiero que vivan no tanto por mi... Sino por ellos mismos. Porque al fin y al cabo no me recordarán a mi... sino a Alicia y Duncan... A Lita, Alfie y a la maestra Rilke. Ellos al fin de cuentas pueden llegar a tener más vida que esta chica con cara de adulto que teclea mientras los minutos corren sin saber qué puede pasar... Sin saber cuánto tiempo queda.
Freakysita, corriendo en el tiempo.
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