jueves, 26 de febrero de 2015

Cindy

Hace unos días me encontré con un perfil en facebook con tu nombre completo. Me aterré, pero decidí escribirte, si es que en verdad se trata de ti. El perfil no tiene permitido recibir solicitudes de amistad, no tiene fotos, información ni nada para mostrar que seas tú. No dejo de pensar en esto.

Quisiera que el día menos esperado respondieras, diciendo que si eres la Cindy que conocí en el colegio cafam, en el año 2001, mientras las cosas resultaban un poco complicadas entre materias pesadas y gente haciendo bullying a cada instante. Que me dijeras un tímido si, y las cosas estarían solo una gota más tranquilas en mi vida, sabiendo que vives, que estás bien en algún lugar de la tierra. Pero no recibo una respuesta.



¿Recuerdas tus cartas y la correspondencia caótica que tuvimos luego de que partieras del colegio? Aún la tengo, en perfecto estado con cada uno de tus dibujos y pinturas... Con los parches en jean, el empaque de chocoramo vacío y un pollito despeinado de unos cinco centímetros que alguna vez recibí en un sobre. La mayoría de mis cosas han salido a la basura, pero esto aún perdura en mi caja de cosas favoritas; y no te lo voy a negar, cada vez que la abro y veo tus cosas, tus fotos y comentarios recuerdo esa chica sonriente cuando nadie la veía, que compartía unas cuantas horas de su tiempo en las tardes cuando mi mamá no podía recogerme más temprano, y que decía que algún día seríamos las fundadoras de una banda de rock de solo chicas, al mejor estilo de las runaways. ¡Dios! Quisiera volver a esos días interminables pensando en tablas de skate, discos viejos y walkmans con los audífonos a todo volumen, mientras nada en el planeta nos importaba aparte de imaginar si algún día conoceríamos a AFI o a green day (Por cierto, aún tengo el CD con la portada que hiciste con bolígrafos un día de esos)

Nos prometimos tantas cosas para un futuro que nunca pudo ser. Con los problemas de tu casa, los sucesos un poco desesperantes de mi carrera, las malas amistades y la distancia entre tu casa y la mía... Sin contar lo de tu nueva familia (que espero que estén muy bien)... Pero no pierdo la fe de que algún día nos encontremos en el lugar menos esperado, en el momento más apropiado, y poder abrazarnos y reír como en el pasado. De verdad, no hay día en el que no piense en esto...Me haces tanta falta, amiga.

Quisiera contarte tantas cosas en persona. Han sido ya nueve años sin volvernos a hablar. Tanto así que mi número de celular sigue siendo el mismo desde el colegio, porque no pierdo la esperanza de recibir una llamada tuya como antes. De invitarnos un café, una soda o un momento nada más para saber que cada una está bien. Que sigue en la lucha, que sigue en la vida y dando lo mejor de sí misma para no caer en la depresión y la desesperación de una vida monótona rodeada de perdedores como Alarcón (Chiste de las dos)

Por ahora solo quisiera decirte que el libro es real. Que lo logramos, que finalmente pude aprender a tocar un instrumento musical y que las cosas como diseñadora gráfica no son lo que esperaba... Pero todo pierde sentido al no tenerte cerca. Créeme. Las cosas no son tan lindas como deberían serlo debido a tu ausencia.



Freakysita, extrañando a su amiga.

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