Muñequita

Vuelven esos días soleados a Bogotá, y justamente es cuando necesito guardar reposo, no salir y quedarme quieta en casa... mejorando. Odio estar enferma, odio que me tenga que encerrar por tiempo indefinido, mientras mi mente y mi corazón trabajan el doble para curar cada célula de mi cuerpo.

Por una vez en la vida, no quisiera seguir sintiendo, ni caminando... El camino ha sido complicado, doble, con altibajos inimaginables y con todo esto que ha pasado con los días, me siento como una especie de muñequita de porcelana que luego de hacer dado una vuelta en su cajita musical, se rompió en pedacitos muy complicados de armar... Quisiera ser de hierro por una vez en mi vida y dejar de preocuparme por muchas cosas, no volver a enfermar, poder enfrentar al mundo sin salir herida, o en el peor de los casos, muerta...

Mis huesos se debilitan a cada paso, mi cabello a pesar de crecer, se siente extraño... y mis ojos han perdido la batalla con el corrector de ojeras ¿Algo me debe pasar tan grave para que mis sonrisas sean cada vez más escasas?  Tal vez mi cabeza esté jugando de nuevo con el resto de mi cuerpo. Tal vez mi cabeza quiere que me quede quieta, sin salir, sin volver a esa vida que tanto me ha disgustado admitir en mi vida... Simplemente, tal vez sea momento de volver a coser vestidos de muñecas, escribir en la comodidad de mi estudio, mientras los días van y vienen como si nada pasara por fuera de estas cuatro paredes... Es momento de volver a empezar, de cerrarme y al mismo tiempo de sanar...

Freakysita, enferma.